El Madrid se estrella en el Emirates y deja todo a la épica
Cuando Declan Rice apuntó por primera vez al arco de Courtois, pocos imaginaron que ese disparo cambiaría el destino de toda una eliminatoria. El Real Madrid, aferrado a su historia y a sus milagros en el Santiago Bernabéu, deberá ahora invocar todo su misticismo europeo para dar la vuelta a un marcador que le deja contra las cuerdas: 3-0 ante un Arsenal efectivo y agresivo que castigó todos los errores de los blancos.
Un Madrid que quiso, pero no pudo
El equipo de Ancelotti mostró dos caras en el Emirates Stadium. En la primera mitad, supo resistir con orden, aunque sin brillo ni profundidad. Valverde, desplazado al lateral derecho por las urgencias defensivas, y Alaba, improvisado en la izquierda pese a su reciente regreso de lesión, evidenciaron un plan que priorizaba el equilibrio sobre la audacia.
Sin embargo, esa contención tuvo un precio. La ofensiva del Madrid, a pesar del arsenal de lujo que supone alinear a Mbappé, Vinícius y Rodrygo, no fue más que un espejismo. Las ráfagas de velocidad no se tradujeron en verdadero peligro, salvo por una oportunidad clara del propio Mbappé que Raya desactivó con solvencia.
Rice desata la tormenta
Todo cambió en la segunda mitad. El primero de los dos golazos de Declan Rice —una falta ejecutada con precisión y potencia desde media distancia— abrió la grieta emocional y táctica en el conjunto blanco. Aquel disparo, con una barrera mal colocada y una reacción tardía de Courtois, fue el inicio del naufragio. Pocos minutos después, otro zapatazo del mediocentro inglés volvió a perforar la red, esta vez sin posibilidad de reproche: un misil directo a la escuadra.
Merino sella la debacle
El Arsenal olió la sangre y no levantó el pie. El tercer tanto, obra de Mikel Merino con un zurdazo ajustado desde el borde del área, remató una noche fatídica para los de Chamartín. Camavinga, además, fue expulsado por doble amarilla, añadiendo una baja clave para el duelo de vuelta.
El Madrid, completamente desbordado, se vio sometido a un dominio abrumador. Courtois, Bellingham y Alaba evitaron una goleada histórica con intervenciones salvadoras, pero el daño ya estaba hecho. El equipo londinense, sabiendo de la mística blanca, quiso dejar la eliminatoria sentenciada. No lo logró, pero rozó la perfección.
El Bernabéu, única esperanza
Ahora, todo queda en manos del feudo blanco. Allí donde PSG, City, Chelsea, y tantos otros han caído bajo el influjo de noches mágicas, el Madrid deberá obrar otro de sus actos imposibles. Lo preocupante no es solo el resultado, sino las sensaciones. Jugadores clave como Vinícius, Mbappé o Rodrygo ofrecieron una versión lejana a la esperada. Bellingham, incansable como siempre, no pudo sostener al equipo por sí solo.
Ancelotti tiene la tarea más difícil de su etapa en el banquillo merengue: reconstruir anímicamente a su equipo en una semana y activar ese gen competitivo que tantos títulos ha traído a Chamartín. Pero el margen de error es nulo. El 3-0 deja al Madrid en el abismo, otra vez al filo de lo imposible.
Y, sin embargo, si hay un equipo que puede hacerlo, es el Real Madrid. Porque cuando todo parece perdido, aparece el Bernabéu. Y cuando el fútbol se mezcla con la leyenda, lo imposible se vuelve rutina en la capital española.